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Piden protocolos de seguridad para acceder a la zona arqueológica de Chichén Viejo

La propietaria del Hotel Hacienda Chichén, cuya familia impulsa la cultura maya en todas sus dimensiones y ayudó a la creación del INAH, espera reanudar negociaciones con el titular del Instituto, Diego Prieto Hernández

Por Martha López Huan

El acceso a la zona arqueológica de Chichén Viejo, ubicado a unos kilómetros al sur del Castillo de Chichén Itzá, sigue cerrado en espera de negociaciones entre los propietarios de un hotel de la familia Barbachano y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

«Esperamos reunirnos pronto con el director general del INAH, don Diego Prieto Hernández, para reanudar las negociaciones», reveló la empresaria Isabel Barbachano Herrero, propietaria del Hotel Hacienda Chichén.

Entrevistada en su hogar para dar a conocer su postura sobre el cierre del camino al sitio prehispánico, cuyo desarrollo comenzó del 650 al 700 d.C. y su auge del 900 a 1,200 después de Cristo, explicó que no cerró el acceso, «sólo pusimos señalamientos para recordar a las autoridades (INAH) que el paso es propiedad privada y debe haber respeto y protocolos de seguridad».

«Muchas veces les dimos acceso al sitio para checar, restaurar y traer a su equipo de trabajo, pero en los últimos días entra una cantidad impresionante de gente que parece que al INAH se le olvida que el camino es propiedad privada y que el sitio está dentro de un polígono de importancia cultural», aseveró la también catedrática en Historia del arte.

La nieta del pionero hotelero en Chichén Itzá y Uxmal, don Fernando Barbachano Peón, dijo a EFE que hay muchas zonas sensibles en el sitio que las autoridades descuidaron, desordenaron y dejaron sin control, «porque es más cómodo para los arqueólogos y las cuadrillas de trabajadores del INAH pasar por nuestra propiedad».

Explicó que «fue una coincidencia» el hecho de que se prohibiera el paso a la zona arqueológica de Chichén Viejo o Serie Inicial a unos días de la reapertura del sitio, ya que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció que la reinauguración sería el 2 de septiembre próximo.

Los trabajos en la zona arqueológica de Chichén Viejo, cuyas primeras investigaciones se realizaron en 1988 cuando estuvo abierto al público, estaban a punto de concluir para mostrar el esplendor de El Palacio de los Falos, la Plataforma de las Tortugas, la Casa de los Caracoles, la Luna, el Templo de los Búhos y la Galería de los Monos que tiene relieves y 16 paneles, seis de los cuales representan a los grandes señores o sacerdotes mayas.

Los trabajos quedaron estancados en Chichén Viejo por el conflicto que surgió el jueves 10 de agosto pasado por la tarde.

«Mi familia ha estado en Chichén Itzá mucho antes del INAH y de la creación de los ejidos, nunca en los 100 años de historia del Hotel Hacienda Chichén habíamos tenido una situación de fricción, el trato siempre fue de amistad, armonía con el Instituto de Antropología y Cultur (Patronato de las Unidades de Servicios Culturales y Turísticos de Yucatán)», aseguró.

La empresaria, de 66 años de edad, manifestó que durante mucho tiempo se llevó un protocolo de seguridad para acceder a la Serie Inicial, «pero hubo cambios desde que llegó el Tren Maya y Fonatur (Fondo Nacional de Fomento al Turismo), nos dimos cuenta que cada día entran muchas personas foráneas por nuestra propiedad en vez que el INAH utilice su entrada que está por el parador turístico del Patronato Cultur.

El INAH tiene una entrada de más de 100 metros por el parador de Cultur, «pero a los arqueólogos se les hace más fácil ingresar por nuestra propiedad y no estamos de acuerdo por la seguridad de mis empleados».

Explicó que antes hubo orden, «porque el INAH nos enviaba una carta oficial para informar y agradecer el hecho de que dejemos entrar a restaurar y conservar Chichén Viejo, pero desde que están los nuevos funcionarios no hay respeto ni orden».

 

PIDEN REABRIR LOS ACCESOS DEL HOTEL HACIENDA A CHICHEN ITZA

Acompañada de su hijo Rubén Gutiérrez Barbachano, reveló que en la mesa de negociaciones con el INAH hay una petición especial: que reabran los accesos que el hotel tenía a la zona arqueológica de Chichén Itzá, «pero con tantos cambios internos en el INAH no hay respuesta».

Aseguró que desde la reapertura de la zona arqueológica post Covid han intentado entablar acuerdos con las autoridades de los tres niveles de gobierno para que sus huéspedes entren a Chichén Itzá a través de un acceso «que ha estado ahí por años».

Añade que es la misma situación que se registra en el Hotel Mayaland y otros de la zona, no hay accesos para los huéspedes «ahora tienen que dar una vuelta completa para entrar por el parador turístico de Cultur cuando antes nuestros empleados iban con su bicicleta a comprar las entradas a Chichén Itzá para que después de desayunar ingresen al sitio.

El problema comenzó porque el INAH no delimitó las 83 hectáreas de Chichén Itzá que compró a otros miembros de la familia Barbachano, hubo señalamientos que desaparecieron de modo que los visitantes al sitio donde está una de las 7 maravillas del mundo moderno se introducen en sus tierras.

«Nosotros promovemos entre los huéspedes la visita a una selva privada donde se observan aves e invertebrados, como las iguanas, y veces se topan con algunos visitantes que sin querer cometen allanamiento de morada porque desconocen que están en propiedad privada y eso resulta incómodo», admitió.

UNA FAMILIA IMPULSORA DE LA CULTURA MAYA

Isabel Barchano aseguró que su familia durante años cuidó los monumentos arqueológicos que están cerca de su propiedad, «nunca hubo saqueos y una muestra en que están encontrando joyas prehispánicas y vasijas».

«Mi abuelo (Fernando Barbachano Peón) nos enseñó que se debe tener respeto a las zonas arqueológicas, principalmente de Chichén Itzá y Uxmal porque ahí estaban sus hoteles», aseveró.

La empresaria recordó que podían entrar a los sitios mayas, «podías ver objetos, o identificar, pero no lo agarras y si lo dejas saber».

Todo lo que se ha encontrado con los trabajos del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza) «es porque la familia Barbachano siempre ha respetado los sitios durante las diferentes generaciones, durante más de 100 años hemos protegido los tesoros arqueológicos».

Con orgullo aseguró que su abuelo ayudó a crear el INAH «y mi padre era amigo del Instituto y yo he tenido una relación preciosa con los arqueólogos que trabajaron en Chichén Itzá».

«Promovía Chichén Itzá como la Esfinge de América», precisó.

Otra de las peticiones de la familia Barbachano Gutiérrez es que les permitan un desarrollo ecoturístico «para dar trabajo» a los herederos de la cultura maya que viven en los alrededores.

Esperan pronto reanudar las pláticas con el director general del INAH, «somos un hotel de 28 cuartos y queremos crecer a la par del proyecto del Tren Maya».

El Hotel Hacienda Chichén tiene unos 100 años y fue pionero en tratar las aguas negras con biodigestores en Yucatán, «obtuvo un reconocimiento nacional en 2016 por su proyecto ecológico y sustentable».

Su hijo Rubén Gutiérrez, quien comparte su pasión por el cuidado del medioambiente y la cultura maya, puso en marcha un plan de composta, un huerto, pollos para obtener huevos orgánicos y reciclado ante la cantidad de botellas de plástico que se obtenía en la zona.

Dijo que con la Fundación Maya Inlakech ayudan a colegios, albergues, clínicas y escuelas con techos, sistemas sépticos y bio gestores, «muchas veces ponemos el material y los habitantes de las comunidades el trabajo».

Lamentó que las negociaciones estén estancadas, ya que la nueva directora del Centro INAH Yucatán, Anna Goycoolea Artís «es nueva (viene del centro de México), no está empapada con las cuestiones de Yucatán y casi no tiene tiempo».

«LA EXPROPIACION NO ES NECESARIA»

Consideró que la expropiación no es necesaria para acabar con el conflicto, «no creo que sea el camino si se logra una mancuerna entre el INAH y el Hotel Hacienda Chichén para darle más trabajo a la comunidad maya».

Sin embargo, dijo que actualmente se menciona la modalidad «expropiación» para que el pago sea más rápido a través de Hacienda.

Su hijo Rubén dijo que están a favor del proyecto presidencial del Tren Maya porque favorecerá a los habitantes de la región, «esperamos que se termine y los beneficios no se acaparen o desvíen».

«Con el Tren Maya llegarán más turistas, no sólo a Chichén Itzá, sino en otros lugares marginados que obtendrán una derrama económica importante», agregó.

Explicó que Chichén Itzá, uno de los sitios más visitados en México recibe personas de todas partes del mundo a bordo de camiones, «vienen pero la derrama económica no se queda entre los habitantes mayas, sino en las grandes industrias».

«Aquí los turistas vienen y compran artículos en 100 ó 200 pesos que no es la verdadera derrama económica, así que esperamos que con el Tren Maya se beneficie la gente del pueblo», aseguró.

Finalmente, el empresario hotelero consideró que el Tren Maya también brindará seguridad a los visitantes.

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