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Una yucateca de 101 años comparte su secreto de vida

Doña Matilde Mejía Canché hace un recuento de su pasado campirano y sin querer lo compara con el de la ciudad, donde el Covid-19 deja dolor e incertidumbre

Por Martha López Huan  

Las milpas de Becanchén y los campos verdes de esa pintoresca comunidad de Tekax, al sur de Yucatán, las gallinas, los pájaros jugando en los árboles y las casitas de paja ubicadas en calles tranquilas le vienen a la mente a doña Matilde Mejía Canché de 101 años de edad que comparte con el mundo su secreto de vida.

«Antes que nada debes agradecer a Dios y la Virgen de Guadalupe, comer frutas, verduras, frijol, lentejas y poca carne, tomar agua, atole nuevo, dormir bien, hacer bien tu trabajo y no beber alcohol», dice la yucateca que nació el 14 de marzo de 1921.

Acompañada de su hija Aurelia Carrillo Mejía y su nieta Carolina Pérez, presume en Mérida de una memoria privilegiada que la remonta a su natal Becanchén, Dzibalché y al ingenio azucarero de Catmís, donde cocinaba para su esposo, don Aurelio Carrillo Ku, quien falleció hace una década.

Su vida campirana fue feliz, ya que, gracias a la siembra de cacahuate, sandía, jamaica, frijol, maíz, chaya, calabaza, jícama y otras frutas que cultivaba en compañía de su esposo, su alimentación era saludable, «fuimos pobres y no siempre podíamos darnos el lujo de comer carne».

Entre las cosas importantes que recuerda en su más de un siglo de vida destaca la llegada de la radio y la televisión, «vino a alegrarnos la vida», asegura la abuelita que hasta hace poco dejó de leer las noticias de los periódicos y escuchar a Pedro Infante.

Su edad ha mermado el sentido auditivo, pero se nota feliz, tranquila, orgullosa de sus raíces mayas, sana, informada y consciente de todo que sucede a su alrededor y sin querer compara su vida campirana con el de las grandes ciudades, como Mérida, donde el Covid-19 dejó una estela de dolor por tantas muertes.

Lamenta la partida inesperada de Armando Manzanero, el Rey del Romanticismo, a causa del Coronavirus: «Fue un yucateco que triunfó cuando se fue a vivir a la Ciudad de México, era amigo de uno de mis hijos».

Para doña Matilde Mejía Canché el pasado fue glorioso, con buena música, cultivos sin pesticidas, huevos, gallinas y puercos de patio, ahora hay enfermedades raras derivadas «de una alimentación mala» y el exceso de consumo de alcohol entre los jóvenes.

 

Su agradecimiento a Dios es infinito, «si Él quiere que siga aquí en esta vida, así será, yo cumplo recibiendo la Comunión que cada domingo me trae el hermano Luis, de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, ubicado en la colonia Alemán», explica doña Matilde, que hasta hace poco bordaba y cocinaba.

Los surcos de su rostro son la única huella de su más de un siglo de vida, ya que su espíritu sigue joven, lo confirman su alegría, fe, fina estampa y la buena charla que regala.

Vestida en forma sencilla para mitigar el calor del medio día y oliendo a flores, cuenta que vive con su hija Aurelia del Socorro Carrillo Mejía de 67 años de edad y su nieta Caro «que aún no se casa», pero sus otros hijos Francisco (69) y Fernando (63) están pendientes de sus necesidades básicas, como llevarla al médico.

La familia es numerosa, que comenzó con la llegada de su primogénito Francisco «cuando tenía 30 años»y la conforman también sus hijas políticas Mireya Encalada, Dora Pérez, su yerno Néstor Pérez (+), nietos Luis, Mary y Carolina Pérez  Carrillo; Lupita, Omar, Josué, Matilde, Miguel y Erick Carrillo; bisnietos Sam (20 años), Néstor Poot (16), Hannah (16), Natalia (15), Camila  (14), Bárbara (13), Tamarah (13), Maya (10), Gael (6) y Mathias (3), así como ocho nietos políticos, quienes se reunieron para festejar el cumpleaños 99 de doña Matilde en Mérida.

Un día antes de festejar su cumpleaños 101, sus hijos la llevaron al doctor, «se puso muy feliz por mí, porque no tengo nada, estoy sana, aunque de joven tuve asma y me quiso dar diabetes, pero sané porque sólo tomaba agua en el almuerzo y mi atole a la hora de cenar, nada de refresco embotellado».

«Gracias a Dios estoy bien, sólo le pido a la gente que se cuide, que se vacune, que no baje la guardia porque ese mal (Covid-19) sigue», aconseja la yucateca que ya tiene sus tres vacunas contra el Coronavirus.

«Hay que comer como manda Dios, frijol, lentejas, Chaya, verduras, frutas, no emborracharse, no pasar mala noche y tener una vida tranquila. Tomar licor te deja sin dinero y además daña tu hígado», advierte desde su hogar en la colonia Jesús Carranza e insiste en que el alcohol acorta la vida.

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